miércoles, octubre 04, 2006

:: Sin Sentir::

"Llevaba 21 cuadras caminando, en una noche de verano. Tenía que llegar a su destino como fuese, aunque no estaba tan segura de lo que iba a suceder cuando llegara, pero ya no podía arrepentirse, las cartas ya están sobre la mesa. Ahora había que jugar.
Se paro frente a la casa, con mirada desafiante, respiro profundo y toco el timbre, sus manos le temblaban un poco. Los nervios la estaban traicionando. La reja se abrió y ella con paso firme entró. Venia con la mirada en alto y mirando un punto fijo, concentrada en lo que iba a suceder y sin dar se cuenta la esperaban en la puerta, su juego tenia toda la facha de día domingo y le fue casi imposible no mirar con cara de ternura. Primera debilidad.
Ya conocía el lugar así que entro con confianza, aunque igual un recelo la molestaba, ya que sabía que aunque iba ser bien recibida, no había que confiar mucho en su contrincante, pues el estaba conciente de sus debilidades y eso le jugaba en contra. Dejo sus cosas y se sentó en el living a conversar de la vida, un par de cosas triviales y de la noche del sábado, nada muy fuera de lo común ocurría, se notaba el ambiente calmado aunque su contrincante sutilmente la atacaba con palabrerías, ella sabia que esas palabrerías eran para generar un grado de enojo, pero se controlo y dejo que se quedaran en eso, no le iba a dar en el gusto, sino que iba a dejar que siguiera hasta que se aburriera para así actuar. Contraataque.
Se levanto y comenzó hacer lo que hacia mejor, coquetear, a tentar a su contrincante, quería que cayera, rendido a la cama, para ahí vengarse, pero el jueguito se le empezó a ir de las manos y aunque en algún momento trataron de enfriarlo y no seguir, se les hizo imposible y terminaron revolcándose. Un poco de catarsis había en el ambiente, de lujuria, placer, un control descontrolado por la situación, ambos trataban de dominar la situación, sin darse cuenta que la situación los dominaba a ellos y lo disfrutaban sin restricción alguna, ahí el juego no tenia reglas, solo instintos. Sudor y ternura.
La luz comenzaba hacer visible lo existente, una realidad que a ninguno de los dos le gustaba ya que a pesar de que el juego había terminado, siempre hay uno que tiene que perder y en este caso, ninguno de los dos iba a reconocer esa derrota, era mejor darse la espalda y aprovechar lo poco que quedaba para dormir. Sin sentir."